Mejor conocido como las Planicies de Abraham, este es uno de los parques y atracciones históricas más famosos de Quebec. En conmemoración del atrevido ataque de 1759 en el que Quebec cayó bajo las fuerzas británicas al mando del General Wolfe, Plaines d'Abraham cuenta con las dos famosísimas Martello Towers que ofrecen exposiciones rotativas y una vista excelente del Río St. Lawrence. El centro interpretativo se encuentra dentro del Musée du Québec.
El parlamento provincial de la Asamblea Nacional de Quebec se encuentra dentro de este edificio bellísimo e imponente que data de 1886 y que se encuentra fuera de las murallas de la ciudad. Los jardines están perfectamente cuidados y el interior del edificio exhiben la opulencia tradicional francesa: terciopelo rojo y ribetes dorados por todas partes. Iluminado por las noches, el Edificio del Parlamento ofrece recorridos guiados para sus visitantes sin costo alguno. Sin embargo, se aconseja hacer reservaciones con anticipación para coordinar recorridos en inglés o francés. Dependiendo de las actividades parlamentarias, la Cámara de la Asamblea y numerosas salas del consejo están abiertas al público. Llamen con anticipación para presenciar al parlamento en sesión, pero ¡recuerden pulir su francés!
Es dificil elegir una sola zona de la Vieux Quebec, o Vieja Quebec; entre los cientos de edificios históricos, atracciones turísticas, pubs y restaurantes se hayan decenas de boutiques, galerías, tiendas de recuerdos y otros establecimientos distintivos. Una de las calles más destacadas es la rue du Trésor, ubicada cerca de Château Frontenac, donde muchísimos artistas locales, como Jacques Brousseau y Jean Cencig, exponen su arte y venden sus obras al aire libre. Las calles St-Paul y St-Jean ofrecen una amplia gama de boutiques menos turísticas y tiendas que la mayoría de las personas que visitan la ciudad ni siquiera tienen en cuenta. Combinen el paseo de compras con una noche en la ciudad o una cena en alguno de los mejores bistros de Canadá y estarán viviendo lo mejor que la Vieux-Québec tiene para ofrecer.
Construida en el año 1647 para reemplazar a la antigua capilla, la Basílica de Notre-Dame de Québec es un Patrimonio de la Humanidad y la primera de su clase en ser elevada al rango de basílica menor. Esta iglesia es un gran ejemplo de arquitectura neoclásica y su interior fue diseñado por Jean Baillairgé. El tour por la catedral les permitirá recorrer el lugar y observar las características principales, como los vitrales, los cuadros y la tumba del primer obispo de Quebec, François de Laval.
Farimont Le Château Frontenac es una estructura francesa medieval imponente que se desdobla como atracción turística y un espacio donde pasar la noche. Las habitaciones son de tamaños y configuraciones variadas, pero todas están lujosamente equipadas y ofrecen una vista fabulosa del Río St. Lawrence. El hotel ofrece todos los servicios imaginables, incluida la terapia de masajes. Ubicado sobre la TerrazaDufferin, es muy fácil llegar al hotel desde la Vieja y la Nueva Quebec. También se ofrecen recorridos guiados por la propiedad. Visiten el sitio web o comuníquense por teléfono para más información.
Parc de la Chute-Montmorency ofrece un sinfín de actividades para toda la familia. Durante el verano, crucen alguno de los dos puentes colgantes o recorran los senderos kilométricos antes de disfrutar de una comida gourmet en Manoir Montmorency. Los inviernos pueden resultarles igual de relajantes, aunque los amantes de la adrenalina se divertirán como nunca con los cursos de escalada sobre hielo en la cascada congelada. El parque se encuentra al este de Quebec sobre Avenue Royale. El ingreso al parque es libre y gratuito, pero el estacionamiento es pago.