Es un lugar muy fácil de encontrar ya que hace esquina con la la Cuesta Gomérez, una de las típicas subidas a la Alhambra. Además, en la misma puerta tienen parada todos los minibuses que hacen su recorrido por el Albayzín y por el citado monumento.
La Gran Taberna tiene una terraza desde donde se pueden ver la Chancillería, la Iglesia de Santa Ana y la Torre de la Vela de la Alhambra, con lo que el cliente disfrutará de una perfecta combinación de bellas vistas y excelencias culinarias.
El interior, bien decorado, al estilo de una bodega antigua, dispone de un entresuelo excepcional, lugar de recogimiento y relax sin igual. La lista de montaditos y raciones es de nunca acabar, mientras que la carta de especialidades gira en torno de las carnes a la piedra.
Esta taberna es auténticamente especial, entre otras cosas porque el local en sí está situado, o más bien incrustado, en el edificio de la Plaza de Toros. Es como si el propio coso taurino tuviese un bajo comercial y que éste estuviese ocupado por dicha taberna.
Ambiente castizo y buena calidad es lo que nos ofrece este local, para todos aquellos que busquen las raíces del folklore regional, además de buenas tapas y mejor ambiente. La madera predomina en todos los elementos de este lugar, incluso hay varios toneles colocados en un rincón.
Lástima que las consumiciones sean un poco caras y no todos los bolsillos estén dispuestos a vaciarse sobre el mostrador. De todas formas, merece la pena. Y no te pierdas los detalles de los baños, muy limpios y cuidados, incluso en la decoración.