Construido en 1834, Broussard's originalmente era conocido como Borello Mansion. En 1920, Joseph Broussard y su esposa Rosalie Borello abrieron al público el nivel inferior de la mansión convertido en un restaurante. La elegancia sutil y la decoración imperial hacen eco de un pasado napoleónico. El entrenamiento francés de Broussard, sumado a sus exigencias por la perfección, hicieron de este establecimiento un restaurante cinco estrellas. Deléitense con los sabores de la gastronomía creole como el Pompano Evelyn o el filet horneado de pescado.
El edificio, que data de 1798, fue adquirido por la familia Brennan en 1943 y transformado en un restaurante imponente con 12 salones elegantemente decorados llamado Brennan's. El bellísimo patio habitado por magnolias y fuentes pintorescas crea el ambiente perfecto. Comiencen el desayuno con un ponche de leche y brandy, y sigan con alguno de los deliciosos platillos como los huevos Hussarde, una creación original de Brennan's. A la hora de la cena también encontrarán una deliciosa variedad de delicias. A la hora de la cena encontrarán una variedad de opciones muy apetitosas, y de postre prueben el famoso Banana Foster, otra creación de los expertos de Brennan´s. Es obligatorio vestir saco para la cena y se recomienda hacer reservaciones.
Ubicao en el The Old No. 77 Hotel & Chandlery, Compère Lapin trae los sabores de la cocina caribeña a las costas estadounidenses. La chef Nina Compton trabaja con gran esmero para crear delicias mágicas que incorporan un toque de sabor contemporáneo sin alterar la esencia original de cada preparación. El menú es muy diverso e incluye tartar frío de atún ahumado, frituras de zucchini, cabra al curry y panqué de ricota. Prepárense para que cada plato sea una explosión de sabores que combinan a la perfección y sin esfuerzo. Para complementar una comida tan suntuosa, nada mejor que una porción de pomelo a la brulée de vainilla y la granola con frutos rojos frescos. También encontrarán un bar lleno de opciones para bajar la comida. Si están cansados de las mismas cenas de siempre, visiten Compère Lapin y sean gratamente sorprendidos.
La mayoría de los edificios clásicos del Barrio Francés tienen alguna que otra historia que los hace aún más interesantes, y Sylvain no es la excepción. Un bistró bellamente decorado, Sylvain ocupa una casa de carruajes histórica. Las paredes están cubiertas con mapas amarillentos y fotos antiguas, los espacios para sentarse son íntimos, acogedores y un poco oscuros. El menú incluye los clásicos de la cocina sureña preparados con los mejores ingredientes de esta parte del país. La gente de la zona se acerca para degustar la enorme variedad de whiskeys estadounidenses, pero el bartender siente aprecio por el fantasma de la Tía Rosa Arnold, y todos los días le sirve una copa de Sazerac y le prende una vela.
Muriel's es el lugar para saborear un poco de Nueva Orleáns. Algunos de los aperitivos que hacen compañía mientras preparan los platos son: camarones asados, Gumbo, y ostras, entre otros. Hay que probar el ‘Pecan Crusted Puppy Drum’, o el ‘Creole Eggs Benedict’. El ‘Chocolate Decadence’ es una cosa de otro planeta. Las mesas están espaciadas, para mantener las conversaciones en privado. Según la temporada, se realizan eventos, como por ejemplo cena show.
Situado en la emblemática Jackson Square, Stanley es lo que ofrece el chef Scott Boswell cuando se trata de cena informal. Los comedores cálidos y alegres enmarcan la Catedral San Luis, con sus ventanas de cristal, y es un lugar lleno de vida con clientes habituales que disfrutan de una comida familiar. Stanley es comida casera, esa por la que Nueva Orleáns es famosa, pero con un toque del chef Boswell. Cuenta con un menú diario de desayuno y almuerzo, sándwiches abundantes, helados caseros y su famosa hamburguesa, Stanley recibe a sus clientes, que vuelven una y otra vez.
El entorno modesto y la fachada simple y blanca del edificio en el que se emplaza Elizabeth's son engañosos y no representan para nada las delicias que se sirven en bandeja. Los chefs preparan un surtido más que generoso, ya sea para el desayuno, el brunch, el almuerzo o la cena. El tocino al praliné, los Huevos Elizabeth y los Huevos Benedictinos Redneck, unos deliciosos huevos pochados servidos sobre tomates verdes fritos, son simplemente sublimes. En pocas palabras, este es un restaurante muy tranquilo ideal para salidas relajadas.