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Mejores monumentos en París

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El Museo del Louvre alberga una de las colecciones de arte y antigüedades más grandes del mundo. El museo se encuentra en el Palacio del Louvre, una fortaleza construida en el siglo XII a pedido de Felipe II. Tras la decisión de Luis XIV de mudar la corte a Versalles, el palacio del Louvre acogió a distintas instituciones relacionadas con las artes. El museo abrió sus puertas por primera vez bajo la Asamblea Nacional en 1793. En la actualidad está dividido en secciones, entre las que se destacan las de dibujo, pintura y escultura, y alberga antigüedades egipcias, romanas, griegas y de muchas otras culturas. Los visitantes podrán recorrer todas las alas del museo y ver algunas de las obras de mayor renombre, como la Mona Lisa, la Venus de Milo y La libertad guiando al pueblo.

Si el efectivo no abunda y tienen ganas de conocer todos los emblemas de París, visiten la Pirámide del Louvre. Se trata de una pieza arquitectónica maravillosa hecha de vidrio y metal, y de 21,6 metros de altura. El edificio es la entrada al Museo del Louvre, y si bien deberán pagar el valor de la entrada si tienen ganas de pasar, ver la Pirámide del Louvre desde afuera es completamente gratis, y su viaje a París no estará completo si no ven esta gran construcción con sus propios ojos.

Erguida bajo el resplandor del cielo parisino, la Torre Eiffel simboliza el espíritu efervescente de la capital francesa. Una magnífica torre entramada de hierro forjado construida originalmente como entrada a la Feria Mundial de 1889, la torre fue diseñada por Gustave Eiffel, quien se inspiró en la forma piramidal de las famosas construcciones egipcias. Fueron muchos los franceses de renombre que expresaron su desagrado con la comparación y la estructura en sí pero con el paso del tiempo, la torre llegó a convertirse en un ícono reconocido en el mundo entero. Con una altura impresionante de 324 metros, la Torre Eiffel domina la silueta de la ciudad, siendo la estructura más alta de París y la segunda más alta de Francia. En su estructura notarán tres tonos: la torre es más oscura en la base y se va aclarando hacia arriba, un mecanismo ilusorio que busca adaptar la construcción al medio que la rodea. La Torre Eiffel es uno de los puntos más visitados en toda Francia e incluso a más de un siglo de su construcción, seguimos hablando de la belleza de este símbolo arquitectónico.

Para los conocedores de la arquitectura que visitan París, La Madeleine es simplemente imperdible. Pierre Constant d'Ivry comenzó la construcción de este monumento en 1764, pero la obra fue finalizada por uno de sus colegas. Durante la Revolución Francesa, La Madeleine fue saqueada, y tiempo más tarde, Napoleón I decidió convertirla en un templo en memoria de su gran ejército. Finalmente, la estructura fue dedicada a Santa María Magdalena. Una de las iglesias más famosas de París, la fachada imponente está compuesta por 52 columnas corintias de 20 metros de alto, mientras que en el interior, la nave está magníficamente coronada por tres cúpulas. La maravillosa estatua de mármol del escultor Charles Marochetti, la Ravissement de Sainte-Madeleine, mira hacia el altar y le da un toque de esplendor único. Ocasionalmente, se organizan conciertos de música clásica.

Ubicada en el centro de la ciudad dentro del complejo del Palacio de Justicia en la Île de la Cite, la Sainte-Chapelle (o "Santa Capilla" en español) es una capilla pequeña de estilo gótico radiante. Construida a pedido del rey Luis IX entre los años 1238 y 1244, la capilla albergó reliquias sagradas de la Pasión que se creían eran la Corona de Espinas de Jesús y un fragmento de la Santa Cruz. Las piezas fueron compradas al emperador bizantino Balduino II en 1239 por la enorme suma de 135.000 libras (la construcción de la iglesia entera costó 40.000 libras) porque el rey quería que Francia liderase la fe cristiana en el mundo occidental. Sainte-Chapelle ofrece a sus visitantes una experiencia visual como ninguna otra ya que toda la franja superior de la iglesia está compuesta por vitrales.

El Panteón es un edificio magnífico construido entre los años 1764 y 1790 a pedido del rey Luis XV y terminado en las vísperas de la Revolución Francesa. El edificio no solo es famoso por su diseño neoclásico, sino que además es el sitio de descanso eterno de individuos célebres como Víctor Hugo, Voltaire y Marie Curie. Para su diseño, el arquitecto se inspiró en el Panteón romano y la cúpula es similar a la de la catedral de San Pablo en Londres. El Panteón es un ítem obligatorio en todo recorrido por París no solo por su historia fascinante sino por su belleza indiscutible.

Originalmente llamada Place Louis XV, la plaza fue creada entre 1755 y 1775 por el arquitecto Gabriel. En 1792 le cambiaron el nombre a Place de la Révolution, instalaron una guillotina y ejecutaron a unas 2.800 personas durante el reinado de Luis XVI. En 1830 Luis Felipe la rebautizó Place de la Concorde. El Obelisco de Luxor, un regalo del virrey de Egipto al rey Carlos X de Francia, decora el centro de la plaza desde 1840. Las ocho estatuas que representan las ciudades más grandes de Francia y las dos fuentes también fueron agregadas en esa época. En la plaza encontrarán uno de los hoteles más prestigiosos de París, el Hôtel Crillon.

Le Palais de Chaillot se alza hermoso sobre la monumental Torre Eiffel. Se encuentra en la colina de Chaillot y fue construido por los arquitectos franceses Louis-Hippolyte Boileau, Jacques Carlu y Léon Azéma para la Gran Exhibición de 1937. Esta estructura neoclásica está compuesta por dos alas independientes, cada una de 195 metros de largo, y cuatro pabellones. Está adornada con esculturas y bajo relieves de la década de 1930, así como también con inscripciones doradas hechas por el famoso poeta y filósofo Paul Valéry. El edificio alberga el Musée National de la Marine y la Cité de l'Architecture et du Patrimoine dedicados a la historia marítima y a la arquitectura local respectivamente. Los visitantes podrán explorar las colecciones cautivadoras y participar de los conciertos o de las obras de teatro del Teatro Nacional de Chaillot. Frente a las fachadas se encuentran los fabulosos Jardins du Trocadéro.

El Parc de la Villette tiene una superficie de más de tres kilómetros y es, antes que nada, un parque al que grandes y chicos vienen a divertirse y relajarse. Con sus cañadas boscosas, un canal que recorre las tierras, escaleras que suben por las colinas que ofrecen una vista preciosa desde la cima y espacios planos ideales para quienes tengan ganas de patinar, el parque recibe muchos visitantes los fines de semana. Los niños de todas las edades están invitados a dasatar la creatividad: jardines de dragones, muchas acrobacias, dunas suaves y mucha neblina se fusionan para crear el entorno perfecto. Quédense el tiempo suficiente en el Jardín de Bambú y oigan el viento que corre entre las plantas e imagínense en el medio de la jungla.

El arquitecto francés Hector Guimard encapsula el Art Nouveau y su corta vida en su edificio icónico, el Castel Beranger. Finalizado en 1898, el atrevido diseño asimétrico de la estructura todavía resalta en la actualidad. El edificio es uno de los más visitados por los estudiantes de arquitectura. Lo que Gaudí creó en Barcelona, Guimard le otorgó a París en este hito imperdible. Si no pueden entrar al edificio para recorrer el interior, vale la pena que al menos le dediquen unos minutos al exterior.

Sin ninguna duda uno de los edificios más opulentos del mundo, el Palacio de Versalles es el paradigma de la realeza de Francia. A pedido de Luis XIV, los arquitectos Louis Le Vau y Jules Hardouin comenzaron la construcción del Palacio de Versalles en el sitio en el que hasta ese momento se hallaba una pequeña cabaña de caza del antiguo rey. Versalles se convirtió en uno de los palacios más grandes de toda Europa y llegó a albergar a unos 20.000 miembros de la corte al mismo tiempo. El interior del palacio es deslumbrante y algunas de sus salas más famosas son los Apartamentos Reales y la Galería de los Espejos. En los jardines del palacio también encontrarán el Gran Trianon (1687) y el Pequeño Trianon (1762). En el año 1919 la Galería de los Espejos se ubicó en el eje de la política mundial a ser el sitio de la firma del Tratado de Versalles. Un ejemplo maravilloso de la arquitectura barroca francesa, este Patrimonio de la Humanidad designado por la UNESCO enamora con su grandeza y sus leyendas a todo aquel que lo visita.

Creado para la Exposición Universal de 1900, el Grand Palais alberga muchísima historia entre sus paredes. La bellísima estructura atrajo miles de turistas con el paso del tiempo y la verdad es que no sorprende porque su arquitectura es preciosa. El techo y las paredes de crital permiten que la luz natural bañe el interior del edificio. Encontrarán mucho por conocer: el Nef du Grand Palais, el Palais de la Découverte y las Galeries Nationales du Grand Palais.

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