Primera clasificación Atractivos en San Francisco

El teatro Castro fue construido en 1922, y es el único cine de sus características que queda en San Francisco. Cuando no se realizan festivales de cine, en esta sala para 1400 espectadores se pasan clásicos del cine, por ejemplo, no hay mejor lugar para ver El Mago de Oz. El interior refleja la elegancia de épocas pasadas, con asientos de terciopelo rojo y paredes con yeso moldeado y detalles en fresco. El techo es original, y del mismo cuelga una imponente araña art deco, está diseñado para evocar el interior de una tienda beduina. Entre espectáculo y espectáculo, suena un órgano Wurlitzer, que completa la sensación anticuada del teatro. Consultar el sitio web para ver los horarios de los espectáculos, el calendario de eventos, información, venta de entradas y más. Tener en cuenta que la taquilla acepta únicamente dinero en efectivo.

The Fillmore es una obra maestra arquitectónica, tan digna de ver como cualquiera de las bandas que tocan aquí. Parándose en la planta baja al lado del escenario histórico se puede echar un vistazo al techo elevado, adornado con esculturas y pinturas de oro, mientras que los altavoces sacuden los huesos. Quienes en su lugar elijan la tranquilidad del balcón, pueden relajarse en asientos cubiertos de terciopelo, disfrutar de un trago, y comer patatas fritas. El lugar está repleto de carteles que muestran a casi todos los grupos que alguna vez tocaron aquí, por lo que la historia de la música estadounidense está a la vista. Se aceptan tarjetas de crédito para ciertos espectáculos.

Para entrar a los espectáculos del Great American Music Hall conviene conseguir entradas anticipadas porque, a pesar de que es un lugar grande, es habitual que se agoten. Aquí puede entrar gente de todas las edades para disfrutar de la música en este lugar histórico, con talentos que abarcan desde punk hasta country, famosos a desconocidos, o locales a internacionales. Algunos de los que han honrado este escenario sagrado son: Jonathan Richman, Nick Lowe, Boss Hogg, !!!, los Ponys, y los Dirtbombs. Se puede ver desde las filas, mesas, asientos en los balcones, o desde la pista de baile al mismo nivel del escenario. Las cortinas de terciopelo rojo y adornadas con dorado nos lleva a pensar en los días de la Berbería. El lugar sirve comida y bebida para gran cantidad de gente.

El lujo retro del interior de Bimbo's 365 Club le agrega un carácter inesperado al lugar. Una amplia variedad de artistas se presentan aquí, desde talentos locales hasta superestrellas como parte de sus giras internacionales. Algunos de los artistas que han tocado aquí son Detroit Cobras, the Jon Spencer Blues Explosion, They Might Be Giants, Seu Jorge, Aimee Mann y los Flaming Lips. Las noches Wing llenan el lugar y acentúan el telón original de felpa carmesí de 1931.

Construido como una atracción temporal para la Exposición Universal de San Francisco de 1915, el Palacio de Bellas Artes todavía enamora a la ciudad que lo alberga. El revestimiento original, que constituía el exterior del monumento, ha sido sustituido gradualmente gracias a los fondos recaudados por los residentes de la Marina que no querían perder una parte tan importante de su paisaje. En el lago adyacente, los cisnes se deslizan entre las arcadas color ocre y la imponente cúpula con centauros y guerreros. Recorran el interior de la cúpula y sorpréndanse con la acústica asombrosa, y luego disfruten de un picnic al aire libre en uno de los bancos desde los que podrán disfrutar de una vista inigualable de este tesoro local.

Este Club se encuentra muy bien ubicado, saliendo de Fisherman's Wharf, y cuenta con actuaciones diarias de talentosos comediantes. Cobb's es visitado tanto por turistas como por lugareños, que pueden llegar a reír hasta las lágrimas. El espectáculo de tres horas de los miércoles, "All-Pro Showcase", cuenta con 14 cómicos que ofrecen actos conocidos y ocasionalmente famosos. Algunos de los intérpretes que han actuado aquí anteriormente incluyen a Robin Williams, Jerry Seinfeld, Rob Schneider y Kathy Griffin. Puede llegar a ser caro, ya que hay que pagar entrada y se debe consumir un mínimo de dos bebidas, pero ¿por qué poner un precio a la diversión y la alegría?